A los 10 años de edad, cuando una niña se está acercando a la pubertad, se convierte en blanco de la violación de sus derechos. Millones de niñas en esta edad no tienen la protección suficiente para el cumplimiento de estos y pueden verse obligadas a trabajar, contraer matrimonio, abandonar sus estudios, procrear y otras formas de trasgresión de sus derechos, con lo cual se afecta su futuro, el de sus familias y el de su país. Cumplirlos es fundamental y, además, contribuye a lograr en gran parte los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) fijados para el 2030.

Ese fue el llamado que a finales del 2016 hizo el informe Estado de la Población Mundial 2016, del Fondo de Población de Naciones Unidas, a la vez que planteó una pregunta: en 15 años, una niña que hoy tiene 10 años en ese momento tendrá 25, ¿se la seguirá dejando al margen o estará disfrutando de sus derechos humanos y su bienestar, y explorando los numerosos caminos que se abren ante ella, sabiendo que, cuando su propia hija cumpla 10 años, tendrá a su alcance las mismas experiencias?

La violación de los derechos de las niñas de esta edad es consecuencia de que muchos adultos consideran que son aptas para trabajar y procrear; de igual forma se debe a que existen políticas públicas inadecuadas y desigualdad de género. Si a estas niñas se les garantizan sus derechos, buenas condiciones de salud, la posibilidad de finalizar sus estudios y decidir sobre sus vidas, tendrán mejores condiciones de vida y serán más productivas.

Según el informe, un mundo nuevo para las niñas de esta edad es que puedan ir a una escuela cerca de su casa, con maestros y maestras que las motiven a participar. Que tengan la posibilidad de conocer historias de hombres y mujeres que han sido líderes en el mundo y de adquirir diferentes destrezas para que puedan organizar su vida, evitar riesgos para su bienestar físico y mental y tener interacción social.

Además, que cuenten con acceso al mundo digital libre de peligros, no tengan ningún tipo de discriminación y disfruten de sistemas de protección social que mitiguen los efectos de la pobreza. Esto será posible con el compromiso de dirigentes políticos y la sociedad, y con la visibilidad de estas niñas en los sistemas de datos nacionales como el resto de la población, lo cual facilita pruebas sólidas que permiten intervenciones óptimas.

“Las niñas de 10 años de hoy en día —algo más de 60 millones— son el punto de partida del cumplimiento de la Agenda 2030, dado que ellas componen uno de los grupos de población que corren mayor riesgo de quedarse atrás”, señala el informe.

Y agrega: “los países no pueden poner fin a la pobreza, conforme al ODS 1, si en lugar de asistir a la escuela, una niña tiene que transportar agua grandes distancias para satisfacer las necesidades de su hogar. De la misma manera, impedir a una niña de 10 años que complete su educación vuelve inalcanzable el ODS 4. Y sin una educación de calidad, esa niña no adquirirá las capacidades necesarias para obtener mejores ingresos y encontrar trabajo decente, como se pretende con el ODS 8”.

Según los resultados de una revisión de los avances del cumplimiento de los objetivos del Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo (CIPD), el progreso humano depende esencialmente de la dignidad, la igualdad y los derechos humanos de todas las personas.

Algunos datos del informe

• Según las estimaciones, el grupo de edad de 10 años alcanza los 125 millones —parte de la población de jóvenes más numerosa de la historia de la humanidad—, de los que algo más de 60 millones son niñas, y 65 millones, niños.
• La mayor parte de los niños de 10 años viven en un país en desarrollo.
• Cerca de 35 millones de niñas de 10 años viven en países con niveles elevados de desigualdad entre los géneros, según la medición del Índice de Desigualdad de Género.
• A pesar de los avances en el acceso a la educación, existe un porcentaje significativo de niños, especialmente de niñas, que no asiste a la escuela.
• En muchos lugares el fin de la niñez y el principio de la adolescencia están marcados por la incorporación a la fuerza de trabajo.
• A pesar de que, en general, los niños de 10 años no conformen un grupo de población especialmente vulnerable desde el punto de vista de los resultados de salud, es probable que, cuando entren en la adolescencia y la edad adulta, se enfrenten a problemas de salud significativos relacionados con los entornos donde vive la mayoría de ellos, es decir, las zonas del mundo menos desarrolladas, con sistemas de salud de menor alcance.

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